170 mn 
Via San Carlo, 98F - 80132 Napoli Italie- Capacidad de la Sala : 1386
El Teatro de San Carlos, es el más antiguo de Europa, activo desde su inauguración. Su apertura se remonta a 1737, en él se podía ver a su excelente orquesta de 42 músicos, y también a sus extraordinarios cantantes, conocidos por su apodo, como "la Parruchierrina" o "la Bastarella" y, sobre todo, los castrati del Conservatorio de Nápoles, incluyendo al más famoso: Farinelli. Se desprende de su arquitectura suntuosa, con seis filas de palcos, un encanto que hará las delicias de Stendhal, incluso de Paul Klee, fascinado por ese "Soberbio teatro, pesado y oscuro."
Por tanto, se entiende que Fernando de Borbón, se apresurara a reconstruir rápidamente el edificio, después del incendio de 1816: Nápoles, privada de ópera, estaba de luto, amenazando con retirar su confianza al soberano. Hay que añadir que además, había empezado brillantemente el reinado de Domenico Barbaja un verdadero personaje de novela, al que Alejandro Dumas apodó el "Príncipe de los empresarios".
En 1815, este milanés, antes camarero de cafetería, a quien Von le atribuye la invención de la crema batida, tuvo la brillante idea de contratar a Gioacchino Rossini como director artístico. Durante esta colaboración única, Rossini compuso diez óperas y se enamoró de la voz y la persona de Isabella Colbran, aunque la relación terminó abruptamente en 1822, cuando descubrió que ella era también amante de Barbaja. Mientras, este involucra a Donizzetti (que compondrá Lucia di Lammermoor para el San Carlo), y se centra en el lanzamiento en 1826 de un joven compositor llamado Vincenzo Bellini.
La escena napolitana era entonces el lugar donde se creaban y destruían las reputaciones de los cantantes: así es como el famoso tenor francés Adolphe Feeds, estimando haber sido poco aplaudido, se suicidará después de una actuación en el San Carlo.
Sin embargo, será la trayectoria de La Scala, la que a veces eclipsará la de Opera de Nápoles, una antigua rivalidad que durará para siempre, en un país donde los amantes de la música, tienen que saber en qué bando están. Pero la escena napolitana sabe defenderse, incluso hoy en día, es el teatro que ha visto más estrenos de ópera; y en el que grandes cantantes como Beniamino Gigli, que cantó aquí desde 1915 hasta 1953, han sido excepcionalmente fieles al advertido público del Teatro di San Carlo, que es también el más cálido que usted pueda imaginar.
