- Capacidad de la Sala : 1709
Tanto por la excepcional programación y calidad de los elencos, como por la belleza de su sala, la Ópera de Viena, es indiscutiblemente, uno de los más importantes centros operísticos del mundo. Un lugar donde se siente el peso de la tradición y donde la excelencia es costumbre. Para los vieneses, su ópera es más que una institución, es un símbolo de identidad insustituible, un asunto de estado.
En el siglo XIX, el Kàrntnerthor-Theater fue demolido y se construyó el edificio actual en el famoso Ring. Aquí es donde Mahler impuso su nuevo estilo, hecho de precisión en la interpretación, conseguida a través de incontables ensayos y una audacia nunca vista en las escenografías, a cargo de Alfred Roller. Después de la caída de los Habsburgo, fue Richard Strauss, el encargado de dirigir los destinos de la nueva institución: la Wiener Staatsoper. Sin embargo, curiosamente, sólo una de sus obras será estrenada en Viena: La mujer sin sombra. Más tarde, Clemens Krauss y Karl Bohm serán los encargados de mantener la tradición. Con Bohm se creó la famosa troupe, que será un modelo a seguir para las siguientes generaciones de cantantes. Ni siquiera las bombas que destruyen la ópera en 1945, podrán impedir que los nombres de Elisabeth Schwarzkopf, Irmgard Seefried, Sena Jurinac o Erich Kunz entren en la leyenda.
Pero que nadie piense que los vieneses aplauden sólo a sus estrellas: en 1955, con el edificio finalmente reconstruido, Maria Callas canta Lucia di Lammermoor dirigida por Karajan y el público amontonado en la calle, detiene el tráfico para vitorear a la diva. Es en efecto Hervert von Karajan quien tomó las riendas después de Karl Bohm, e invitó a las grandes voces de todo el mundo a la escena vienesa, gracias a la costumbre de cantar las obras en versión original. Con coproducciones con La Scala, Viena descubrió voces como la de Mirella Freni en La Boheme.
Bajo el liderazgo de Ioan Holender, director hasta 2010, el teatro ha visto estrenos de óperas hasta entonces inéditas, como Jerusalem de Verdi, o Oedipe de Enesco, contemplando la contratación de elencos internacionales, pero respetando a la vez el espíritu de compañía, costumbre iniciada durante los brillantes años de Claudio Abbado en el podio. Sean cuales sean los cambios, la Ópera de Viena sigue ofreciendo anualmente alrededor de 300 representaciones, gracias a un completo equipo técnico de 250 personas y una orquesta de ensueño en su foso: la Filarmónica de Viena.
Dominique Meyer, actual director de la entidad, ha anunciado para esta temporada, transmisiones en directo de algunas óperas, a través de Internet.