- Capacidad de la Sala : 1200
No fue hasta 1834 que la ciudad de Zúrich tuvo su primera ópera. En la tierra de la Reforma, la idea de un espectáculo lírico estuvo un cierto tiempo bajo sospecha, hasta el punto de que en los primeros años, la elección del repertorio, fue supervisado por la policía. Además, la ciudad no contaba con una orquesta profesional en aquel momento, y tendrá que esperar a la visita de Wagner en 1849, para que la vida musical de Zúrich se anime.
El edificio que vemos hoy, fue construido en 1891, después que un incendio destruyera el anterior. Los arquitectos Fellner y Helmer, utilizaron un proyecto que originalmente estaba reservado para la ciudad de Cracovia, y construyeron una sala con capacidad para 1100 espectadores, de estilo neobarroco, que podría ser utilizada tanto para el teatro como para la ópera. Es aquí donde Wilhelm Furtwrangler con 21 años, será contratado como director de coro y la ópera Parsifal, se estrenará por primera vez fuera de Bayreuth, en 1913.
Richard Strauss vino aquí a dirigir durante la Segunda Guerra Mundial, pero la ciudad destacará particularmente después de 1933, recibiendo muchos artistas exilados de Alemania. Berg estrenará aquí Lulu y Hindemith Mathis der Maler, mientras que Hans Swarowsky, que estudió con Schoenberg y Webern, será nombrado en 1937 director musical. Continuando con esta tradición, Hans Rosbaud, al que Boulez dedicó su Marteau sans Maître , hará de la Ópera de Zúrich, uno de los teatros más destacados de la creación lírica a finales de los 50, estrenando incluso, Moisés y Aarón de Arnold Schoenberg.
Entre 1975 y 1986 el teatro alcanzó un nuevo hito en la excelencia creativa, con el director Helmut Claus Drese, que tuvo la audacia de presentar un ciclo de óperas de Monteverdi, dirigido con concepción revolucionaria para la época por Nikolaus Harnoncourt, con puestas en escena de Jean-Pierre Ponnelle. Estos programas grabados en disco y vídeo, se presentaron en Hamburgo, Viena, Edimburgo, Berlín, Múnich, Wiesbaden y hasta en la Scala de Milán, marcando de forma permanente la reputación internacional de la institución. Un ciclo Mozart se inició poco después con el mismo equipo. Con Harnoncourt llegaron nuevos compositores, Beethoven, Weber ... y mientras, fue nombrado director, el joven austríaco Franz Welser-Most, en 1995.
Actualmente es un escenario al que siguen llegando las grandes voces y que tiene un modo de administración, propio de las instituciones suizas: las decisiones importantes, tales como la renovación de 1982, o la reciente "cantonalizacion", estuvieron sujetos a votación popular.